Atenderemos en este caso a cómo el
sujeto afronta la tarea que se le ha solicitado.
Pueden darse estas circunstancias:
1- Dibujos realizados de manera
ordenada:
Se entiende como realización ordenada
comenzar los dibujos de las personas por la cabeza,
continuando hacia abajo para acabar con los pies de las
figuras.
Este modo de llevar a cabo la tarea
indica buena adaptación al entorno y a las
circunstancias que se le presentan en la vida.
Si el resultado de esta forma
ordenada de realizar el dibujo son unas figuras rígidas,
se entenderá que dicha adaptación no es espontánea o
natural.
2- Realización simultánea de ambas
figuras:
Es el caso del sujeto que comienza
una figura y mucho antes de acabarla ya está iniciando
la otra, para volver a la anterior al momento y así
sucesivamente.
Se trata en este caso de sujetos
caprichosos e inestables, con falta de lógica y
coherencia, que nos adaptan a un entorno ordenado pero
que pueden tener éxito en situaciones más abiertas y
flexibles.
Si los dibujos son realizados de
forma extraordinariamente desordenada nos encontramos
ante un sujeto con una vida emocional muy conflictiva.
3- Dibujos realizados de forma
invertida:
Es decir, se comienzan las figuras
por los pies y se terminan por la cabeza.
Esto es propio de personas muy
desconfiadas y cautelosas, con sintomatología de tipo
paranoide.
4- Vueltas hacia atrás para modificar
o insistir:
El sujeto que vuelve sobre lo
dibujado para cambiar o arreglar algo de lo hecho
anteriormente está manifestando algún tipo de conflicto
con la zona que está retocando.
Bibliografía: J.
M. Cid y S. Urbano: "Personalidad y conflictos en el
dibujo". Delta Publicaciones