El Test de Semejanzas del WISC-IV mide esencialmente el
razonamiento verbal, la formación de conceptos y la capacidad para
distinguir entre características esenciales y
secundarias.
La tarea que se presenta al niño es decir
en qué se parecen dos conceptos. Un ejemplo similar a
los planteados por esta prueba sería: ¿En qué se parecen
un perro y un gato?.
Lo que se pide al sujeto es centrarse en los aspectos
más importantes de estos dos conceptos. El centrarse en
aspectos básicos (son animales, animales domésticos,
etc.) puntúa más que aspectos menos importantes o
definitorios (tiene rabo, tienen cuatro patas, etc.).
El razonamiento exigido es de carácter verbal, es
decir, requiere de un uso adecuado del lenguaje, en los
aspectos comprensivos, y sobre todo expresivos.
Como toda prueba de componente verbal no puede ser
utilizada con garantías en casos de niños con
insuficiente conocimiento del castellano. Además, niños
procedentes de ambientes poco estimuladores y en los que
los patrones de uso de lenguaje son de carácter
concreto, tenderán lógicamente a puntuar bajo en esta
prueba.
Puntuaciones bajas en el test de Semejanzas pueden
ser indicativas de:
-Pensamiento demasiado rápido y concreto
-Esquizofrenia
-Negativismo ("no sé", "no se parecen")
-Lesión cerebral (si las respuestas son muy
concretas)
-Deficiencia o torpeza, si señalan diferencias en vez
de semejanzas.
Por otra parte, puntuaciones altas en el test de
Semejanzas podrían igualmente indicar:
-Alto nivel de inteligencia
-Sujetos muy lógicos
-Individuos obsesivos
Cómo desarrollar este tipo de
Razonamiento:
Desarrollar este tipo de razonamiento no debe ser
teóricamente difícil. Para ello se precisa exponer al
niño de manera repetida a este tipo de ejercicios:
- En qué se parecen estas parejas de conceptos:
playa/montaña, televisor/frigorífico, barco/tren,
suelo/techo, blando/soso, etc. Darle pìstas, ayudarle,
ofrecer modelos de respuesta, hará que el niño aprenda a
centrarse en lo esencial de dichos conceptos.
- Otro aspecto importante a trabajar sería el uso
adecuado del lenguaje definitorio. Acostumbrar al niño a
describir, por ejemplo, bicicleta/coche en términos
adecuados como "vehículos", en vez de "cosas que pueden
ir por la carretera".
- Plantear ejercicios que partiendo de la
característica esencial llegue a la búsqueda de
conceptos que cumplan dicha característica. Por ejemplo:
"Dime varios vehículos de motor", o "Cuáles son los
estados en que puede encontrarse el agua".
- Los mismos ejercicios de analogías verbales
trabajan también esta habilidad: casa es a nido como
hombre es a... En este tipo de ejercicios se relacionan
cuatro conceptos y hay que enseñar al niño el parecido
entre ellos, dos a dos.
Normas de
Aplicación:
-Niños de 6 a 8 años
comienzan por el ejemplo y el elemento 1
-Niños de 9 a 11 años comienzan por
el ejemplo y el elemento 3.
-Niños de 12 a 16 años comienzan por
el ejemplo y el elemento 5.
-Si un niño de 9 a 16 años no
alcanzara 2 puntos en los dos primeros elementos que se
le aplican, se le plantean los anteriores en orden
inverso hasta que obtenga las puntuación máxima en dos
elementos consecutivos.
La prueba de Semejanzas finaliza
cuando el niño comete cinco fallos consecutivos (0
puntos)
Además del ejemplo, los elementos 1 y
2 son de aprendizaje, es decir, que si el niño obtuviera
0 puntos en cualquiera de ellos, se le dirá la solución
antes de plantearle el siguiente ejercicio.
Las preguntas se limitarán a este
enunciado: ¿En qué se parecen un ............. y un
...........?. Se puede repetir dicho enunciado, pero no
se deben dar más indicaciones
Otras consideraciones:
Semejanzas es una tarea complicada
para muchos niños. Generalmente para niños con
dificultades de lenguaje, desconocimiento completo del
castellano o lenguaje muy concreto que no están
familiarizados con esta tarea.
Sin embargo, un entrenamiento de este
tipo de razonamiento debería producir buenos resultados
en sujetos que entienden perfectamente estas situaciones
pero a los que le falta vocabulario para referirse a
este tipo de categorías.
Semejanzas también puede resultar una
tarea complicada para el examinador a la hora de otorgar
puntuación a determinados elementos, en los que no queda
claro hasta qué punto el niño expresa adecuadamente el
concepto esperado.
Aunque las normas generales de
puntuación del manual de aplicación y corrección de la
prueba están claras, no lo son tanto los ejemplos,
pudiendo plantearse dudas sobre si una respuesta debería
puntuarse con 2 ó con 1 punto, o bien con 1 ó con 0
puntos.
El manual señala que ante
determinadas respuestas poco claras se le pida al niño
que aclare más la respuesta, pero esto puede hacer que
determinados niños se inhiban al comprobar que son
incapaces de mejorar dichas respuestas iniciales.
Puede ocurrir por tanto que existan
dudas razonables sobre qué puntuación otorgar a
determinados ítems. Una táctica ante esta situación
consiste en ser magnánimo en un caso (por ejemplo,
otorgar 2 puntos ante la duda de 2 y 1, y ser más
exigente en el siguiente elemento (por ejemplo, otorgar
0 puntos ante la duda de 1 y 0).
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